ESMALTES DE AVENTURINA
Este tipo de esmaltes pertenece a la familia de los esmaltes cristalizados de hierro. Se caracterizan por presentar pequeños cristales dorados que brillan bajo la superficie del esmalte, destacándose sobre un fondo marrón rojizo. Para poder apreciar mejor su belleza se deben contemplar bajo una luz muy fuerte o a plena luz del sol: moviendo la pieza, el espectador disfrutará de miles de destellos multicolores producidos por los cristales de hierro.
Según Herbert H. Sanders, los antiguos esmaltes chinos llamados “tenmoku” por los japoneses, son los primeros ejemplos de venturina. Algunos efectos en esmaltes como los llamados “piel de liebre” o “motas de aceite”, se logran parcialmente gracias a los cristales de hierro tipo venturina. Estos esmaltes datan del período Song, (aproximadamente 1000 d.C.).
Tomamos esta definición del libro "Vidriados Cerámicos", de Wolf E. Matthes, Ediciones Omega, 1990, pp. 262 - 263:
Vidriados de Aventurina
"La mayoría de las veces se trata de vidriados de boro, brillantes, raramente de apariencia mate debido a fuertes segregaciones, en los que durante el enfriamiento se segrega de la masa fundida gran cantidad de oxido férrico, Fe2O3 (15-30%), en forma de cristales de hematites fuertemente reflectantes, brillantes y en forma de plaquitas de aproximadamente 0,1 a 4 mm., que están repartidos o que "flotan" agrupados en algunas zonas del interior del vidriado. Mas raramente se da una concentración de cristalitos en la superficie."
"La composición de los cristales es exclusivamente Fe2O3, en forma de hematites bien cristalizada, cuya segregación es favorecida mediante la adición de muy poca cantidad de oxido de molibdeno u oxido de wolframio. Los vidriados deben contener muy poco Al2O3 y, en lugar de los óxidos alcalinos, también pueden contener PbO. El contenido de B2O3 ha de ser todo lo elevado posible, y el de SiO2 sirve para regular el intervalo de fusión. Se recomienda emplear fritas de álcalis-boro. El aspecto de las superficies cocidas depende mucho de la pasta cerámica base, o sea, del soporte del vidriado, del espesor de la capa, de la temperatura de cocción efectiva y fuertemente de la velocidad de enfriamiento."
Pueden obtenerse venturinas tanto en baja como en alta temperatura. En baja temperatura, la cristalización se logra más fácilmente en vidriados muy alcalinos, ricos en bórax y con poca alúmina. El porcentaje de alúmina se rebaja en función de facilitar la cristalización del hierro (que se produce durante el enfriamiento). Hay sin embargo excepciones, como en alguno de los esmaltes que se verán más adelante.
El óxido de hierro más recomendable es el calcinado, y suele ocupar un 15/20% del total de la fórmula. El agregado de pequeñas cantidades de otros óxidos colorantes (cobre, cromo, cobalto) oscurece el color del fondo, y a veces influye cambiando en algo el tono de los cristales de hierro.
Estos esmaltes suelen ser muy fluidos (al contener poca alúmina tienden a escurrir), por lo que conviene controlar muy bien la temperatura final. Si les falta temperatura los cristales no se desarrollarán. Un enfriamiento lento favorece la formación de los cristales, así como realizar un palier de mantenimiento de temperatura a unos 100º grados menos que la temperatura de fusión del esmalte.
Algunos autores opinan que, en general, estos esmaltes se desarrollan mejor aplicados sobre pastas rojas. La capa de aplicación debe ser algo gruesa, y la molienda y tamizado deben ser muy cuidadosos ya que algunos de sus componentes, como el bórax, tienden a formar grumos (en estos casos no conviene guardarlos húmedos).
- "Vidriados Cerámicos", de Wolf E. Matthes, Ediciones Omega, 1990.
- "Esmaltes de Aventurina", por Robert S. Pearson y Beatrice I. Pearson / Revista Internacional "Cerámica", Nº 44, 1992.
- "Esmaltes Cerámicos", J. Fernández Chiti, Ed. Condorhuasi, Argentina, 1970.
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