RAVDA VACCEA
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PARQUE ARQUEOLÓGICO RAUDA VACCEA
Está situado en las eras de San Blas, espacio declarado con categoría de zona arqueológica al igual que el resto del pueblo. Su ubicación próxima a la Puerta de San Juan y del C.R.D.O. Ribera del Duero completan el atractivo de este Centro de Interpretación.
Comienza un viaje apasionante en el Paleolítico y recorre su propia historia hasta llegar a la Reconquista.
Recorre 500.000 años de la historia de la humanidad. Empieza la aventura en la época de Atapuerca, explora el Neolítico y la Edad de los Metales, conoce la huella del Imperio Romano y la posterior llegada de los visigodos y árabes.
GUÍA DE YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS DE CASTILLA Y LEÓN
Durante la I Edad del Hierro, entre los siglos VI y IV a C., se levanta en lo que es hoy la población de Roa un asentamiento que está siendo documentado mediante la ejecución de excavaciones arqueológicas asociadas a las continuas obras que se llevan a cabo en el interior de la localidad. De este modo, se han registrado algunas viviendas circulares fabricadas con adobe, cuyas paredes, en el interior, aparecen decoradas con pinturas de vivos colores. Muchos más datos tenemos de sus pobladores que, por ejemplo, fabrican sus cerámicas a mano, portan utensilios de bronce y son agricultores y ganaderos, preferentemente de vacuno y de ovejas. Las gentes que viven en Roa en este momento forman parte de la denominada Cultura del Soto de Medinilla, nombre que procede de un emblemático yacimiento arqueológico vallisoletano.
Sin solución de continuidad y probablemente debido a las excelentes condiciones del hábitat y la potencialidad económica del enclave, el poblado, en la II Edad del Hierro, entre los siglos III y I a C., se convierte en una ciudad vaccea de gran extensión, el oppidum Rauda.
RAVDA SOTEÑA
La denominada cultura de Soto de Medinilla se desarrolló en la cuenca sedimentaria del Duero a partir del siglo IX a.C. Sus poblados, de clara vocación agrícola, con casas de planta circular y paredes de adobe, configuran una de las manifestaciones peninsulares del Bronce final y primera Edad del Hierro, cuyo final se corresponde con la época celtibérica avanzada.
Los principales yacimientos que abarca esta cultura celtibérica del noroeste peninsular se diseminan por las provincias de Segovia, Burgos, Palencia, León, Zamora y sobre todo Valladolid. El principal conjunto se encuentra situado a dos kilómetros al norte de la capital de Castilla y León y está defendido por una potente muralla realizada a base de adobes y postes de madera.
Hacia finales del siglo V a.C., la concentración demográfica de sus habitantes dará lugar a las aldeas fortificadas que los historiadores de la Antigüedad atribuyen a los vacceos. Su economía descansaba sobre una agricultura cerealista (son frecuentes los hallazgos de molinos) y en menor grado ganadería de ovicápridos y bóvidos.
Se han documentado inhumaciones infantiles bajo las casas, rasgo que se podría relacionar con costumbres funerarias meridionales y mediterráneas. La cultura material del Soto de Medinilla viene definida por una gran variedad de tipos cerámicos con formas y decoraciones sencillas (impresiones, digitaciones, ungulaciones), con paralelos en los Campos de Urnas de la Edad del Hierro, y una metalurgia basada en las aleaciones de bronce.
La desaparición de la Cultura Soto de Medinilla marca en la Meseta, entre la segunda mitad del siglo VI y la primera mitad del V a.C., el inicio de la segunda Edad del Hierro.
- Parque Arqueológico Rauda Vaccea
- Guía de Yacimientos arqueológicos de Castilla y León (enlace)
- ELEMENTOS COMUNES EN EL INTERIOR PENINSULAR SIGLOS IX A V a.C. por Javier Ramos
- Rauda Soteña. Taller de Cerámica del registro arqueológico
- Rauda Vaccea. Taller de Cerámica del registro arqueológico
PARQUE ARQUEOLÓGICO RAUDA VACCEA
Está situado en las eras de San Blas, espacio declarado con categoría de zona arqueológica al igual que el resto del pueblo. Su ubicación próxima a la Puerta de San Juan y del C.R.D.O. Ribera del Duero completan el atractivo de este Centro de Interpretación.
Comienza un viaje apasionante en el Paleolítico y recorre su propia historia hasta llegar a la Reconquista.
Recorre 500.000 años de la historia de la humanidad. Empieza la aventura en la época de Atapuerca, explora el Neolítico y la Edad de los Metales, conoce la huella del Imperio Romano y la posterior llegada de los visigodos y árabes.
GUÍA DE YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS DE CASTILLA Y LEÓN
Durante la I Edad del Hierro, entre los siglos VI y IV a C., se levanta en lo que es hoy la población de Roa un asentamiento que está siendo documentado mediante la ejecución de excavaciones arqueológicas asociadas a las continuas obras que se llevan a cabo en el interior de la localidad. De este modo, se han registrado algunas viviendas circulares fabricadas con adobe, cuyas paredes, en el interior, aparecen decoradas con pinturas de vivos colores. Muchos más datos tenemos de sus pobladores que, por ejemplo, fabrican sus cerámicas a mano, portan utensilios de bronce y son agricultores y ganaderos, preferentemente de vacuno y de ovejas. Las gentes que viven en Roa en este momento forman parte de la denominada Cultura del Soto de Medinilla, nombre que procede de un emblemático yacimiento arqueológico vallisoletano.
Sin solución de continuidad y probablemente debido a las excelentes condiciones del hábitat y la potencialidad económica del enclave, el poblado, en la II Edad del Hierro, entre los siglos III y I a C., se convierte en una ciudad vaccea de gran extensión, el oppidum Rauda.
RAVDA SOTEÑA
La denominada cultura de Soto de Medinilla se desarrolló en la cuenca sedimentaria del Duero a partir del siglo IX a.C. Sus poblados, de clara vocación agrícola, con casas de planta circular y paredes de adobe, configuran una de las manifestaciones peninsulares del Bronce final y primera Edad del Hierro, cuyo final se corresponde con la época celtibérica avanzada.
Los principales yacimientos que abarca esta cultura celtibérica del noroeste peninsular se diseminan por las provincias de Segovia, Burgos, Palencia, León, Zamora y sobre todo Valladolid. El principal conjunto se encuentra situado a dos kilómetros al norte de la capital de Castilla y León y está defendido por una potente muralla realizada a base de adobes y postes de madera.
Hacia finales del siglo V a.C., la concentración demográfica de sus habitantes dará lugar a las aldeas fortificadas que los historiadores de la Antigüedad atribuyen a los vacceos. Su economía descansaba sobre una agricultura cerealista (son frecuentes los hallazgos de molinos) y en menor grado ganadería de ovicápridos y bóvidos.
Se han documentado inhumaciones infantiles bajo las casas, rasgo que se podría relacionar con costumbres funerarias meridionales y mediterráneas. La cultura material del Soto de Medinilla viene definida por una gran variedad de tipos cerámicos con formas y decoraciones sencillas (impresiones, digitaciones, ungulaciones), con paralelos en los Campos de Urnas de la Edad del Hierro, y una metalurgia basada en las aleaciones de bronce.
La desaparición de la Cultura Soto de Medinilla marca en la Meseta, entre la segunda mitad del siglo VI y la primera mitad del V a.C., el inicio de la segunda Edad del Hierro.
ELEMENTOS COMUNES EN EL INTERIOR PENINSULAR SIGLOS IX A V a.C. por Javier Ramos
LA VIVIENDA, ESPACIO DE PRODUCCIÓN
En el interior de la vivienda se realizaban actividades domésticas y productivas: molienda de cereales o bellotas, devanado de hilos y su tejido usado telares verticales situados cerca de la puerta para tener más luz. También pequeños trabajos y arreglos de cobres y bronces.
VIVIR Y TRABAJAR EN EL PAISAJE
Los poblados eran de pequeño tamaño, generalmente en emplazamientos defensivos, con control territorial y cerca de cursos de agua. Hay diferencias estructurales entre viviendas de distintos territorios, pero su construcción, con zócalos de piedra, paredes de barro y madera, y su organización, con hogares y bancos, son similares.
La base económica es la explotación, cada vez más intensiva, de las tierras circundantes: cultivo de cereales o legumbres; cabaña ganadera, principalmente de ovejas y cabras, aumentando la de vacuno y porcino y obteniéndose productos derivados (lana, queso, carne curada), caza y recolección.
Las técnicas de almacenamiento de alimentos en tinajas y silos elevados o soterrados, permiten que una parte de la producción se destine a intercambio.
LA TRADICIÓN DEL BRONCE Y LA INCORPORACIÓN DEL PLOMO
Los talleres dedicados a la metalurgia del bronce introducen mejoras tecnológicas gracias al control de la temperatura y al uso de nuevos metales en las aleaciones de base cobre.
Los bronces binarios (aleaciones de cobre y estaño) desarrollados en la etapa anterior son blandos y con ellos se fabrican armas defensivas y objetos suntuarios. Al añadir plomo y otros minerales se producen bronces ternarios que permiten fabricar piezas más resistentes utilizadas por todos los estamentos sociales y que, a veces, ganan en vistosidad al decorarse con damasquinados.
Paralelamente, el plomo cobra entidad propia y adquiere una mayor importancia económica. Se transporta en lingotes destinados a las aleaciones del bronce o la copelación de la plata, técnica vinculada a la minería que permite fundir el plomo con el mineral para separar la plata de las impurezas.
EL HIERRO, UN NUEVO METAL
El uso del hierro es un fenómeno cultural y tecnológico tan destacado que da su nombre a toda la etapa.
Se supone traído por fenicios y griegos, aunque en sus factorías hay pocos vestigios, mientras que, con tecnología rudimentaria, aparece en yacimientos ibéricos antiguos, habiéndose podido introducir desde Europa Central técnicas más evolucionadas. Su difusión fue lenta y no se generalizó hasta el siglo V a.C.
La elaboración del hierro requiere una tecnología avanzada, con hornos que alcanzan temperaturas muy elevadas y el uso de la forja. Un lento proceso une láminas de hierro y acero (hierro + carbono) tras alternar varias veces su martillado al fuego y su rápido enfriamiento, obteniéndose armas y herramientas de filos resistentes, a veces decoradas con damasquinado o acabadas con magnetita.
ORO Y PLATA. LUJO Y TECNOLOGÍA
Las técnicas de soldadura y copelación procedentes del Mediterráneo oriental transforman la producción de los metales preciosos, combinándose con técnicas tradicionales como la cera perdida.
La soldadura permite joyas huecas en oro y decoraciones de filigrana y granulado, añadiendo color mediante pasta vítrea, esmaltes o piedras semipreciosas.
La copelación de la plata permite obtener mayor cantidad de metal, por lo que su uso se hace frecuente en joyas y productos suntuarios, mientras el oro queda para pequeños adornos en general, aderezos femeninos en el levante y sur peninsular y para todo tipo de joyas en el noroeste.
CERÁMICA, INNOVACIÓN Y ASIMILACIÓN
A través de los fenicios se incorporaron novedosos procedimientos en la fabricación de la cerámica. El uso del torno y la cocción a temperaturas más altas permitirá una mayor producción y de mejor calidad en menor tiempo, con un rico repertorio de recipientes y objetos especializados.
Su penetración hacia el interior será muy desigual, aunque pronto estas piezas serán imitadas en las producciones locales y realizadas en serie. Su fabricación se convierte en un oficio especializado con talleres alfareros instalados en las afueras de los recintos urbanos.
No obstante, la cerámica a mano perdurará durante mucho tiempo, valorándose su carácter tradicional. Elaborada en pequeños talleres que podían ser domésticos, se enriquece con nuevas decoraciones como incisiones e impresiones de peines, estampillas, pintura postcocción, grafitada o incrustaciones de bronce o pasta vítrea.
ÉLITES Y BIENES DE PRESTIGIO
La existencia de nuevos circuitos comerciales favorece las relaciones entre distintas áreas geográficas y el surgimiento de una clase social dominante que controla la producción, distribución e intercambio de los recursos, obteniendo objetos y productos exclusivos y exóticos.
Las mercancías de lujo, cuya posesión denota prestigio, están realizadas en materias primas novedosas como el hierro o la pasta vítrea, o bien muestran un trabajo especializado, desconocido por la artesanía local. Entre ellas destacan telas, ungüentos, alimentos y bebidas exóticas, u objetos para banquetes o rituales.
Estos intercambios se realizaban en un marco comercial y de relaciones personales, afianzando vínculos sociales y económicos a través de regalos de prestigio o dotes nupciales.
RITUALES PARA LA MUERTE
Se generaliza la cremación como rito de enterramiento, sobre todo en el valle del Ebro, con origen común en la tradición de los Campos de Urnas y en muchos rituales fenicios, con necrópolis fuera del poblado.
La tumba era un hoyo o fosa, en ocasiones forrada con lajas de piedra, que se cubría formando un túmulo de tierra y piedra, a veces señalizado. Los restos humanos quemados se introducían en una urna o se dejaban directamente en el suelo, con ajuares que reflejan la posición social del difunto.
La inhumación era frecuente para niños de corta edad, que se enterraban bajo el suelo de la vivienda, y excepcional en adultos: en el caso de las primeras parejas en enterrarse en el lugar, o en el de mujeres procedentes de otras tierras, llegadas por matrimonio.
RITUALES PARA VIVOS
De la religiosidad de la primera Edad del Hierro conocemos los rituales a partir de la interpretación de los restos materiales. De ellos se deduce que los cultos estaban relacionados con la naturaleza, la vida cotidiana y los fundadores de la estirpe familiar.
En algunos poblados del valle del Ebro se identifican habitaciones donde se desarrollaban rituales en los que empleaban vasos singulares, importados, con contenido exótico, mesas o altares portátiles y hogares en forma de piel de toro. Todo ello dentro de una sociedad en proceso de jerarquización, cuyos jefes dirigían las ceremonias y banquetes requeridos por la celebración.
En otros lugares, más al interior, se hallan altares elevados junto a las viviendas, con restos seleccionados de animales y que se relacionan con cultos domésticos.
TALLER DE CERÁMICA DEL REGISTRO ARQUEOLÓGICO DE RAUDA SOTEÑA
Elaboración mediante pellizco
La técnica de modelado en cerámica mediante pellizco, es una de las técnicas básicas para comenzar en cerámica.
A lo largo de nuestro Curso de Cerámica Prehistórica verás como se realiza la técnica de modelado mediante pellizco, la primera que se utilizó para trabajar el barro, la primera que de forma intuitiva utilizaron los humanos del neolítico y consiste en dar forma al barro presionándolo directamente con nuestras manos.
1. Amasando el barro
Procedemos amasando el barro, siempre para eliminar burbujas de aire, y alinear partículas.
Cortamos un trozo de barro ,que no sea excesivamente grande y que podamos dominar la pella de barro y con ambas manos hacemos una bola de arcilla.
2. Bola de arcilla en la palma de la mano
Depositada la bola de arcilla en la palma de la mano y con la otra mano, presionamos con el dedo pulgar en el centro de la bola de arcilla, haremos un agujero en el centro de la bola, sin perforar el fondo, y más o menos cuando creamos que tenemos 1,5 cm presionaremos hacia las paredes de la pieza desde el centro, para hacer más grande el agujero.
3. Presionamos el barro
Partiendo desde la base de la pieza vamos presionando desde la base hacia la boca de la pieza, poco a poco y vamos girándola suavemente. Esto debe hacerse lentamente. Y de este modo vamos haciendo las paredes más altas y más delgadas. a medida que vayamos avanzando con el trabajo de modelado.
4. Cómo controlamos la forma
El truco para dominar la pieza y que tome la forma que queremos, es que siempre que presionemos por un lado, en ese mismo lado por la otra parte de la pieza debe estar una zona de la mano que haga de muro de contención.
5. Problemas y soluciones que surgen en el trabajo
Cuando se es principiante y no se domina la técnica se tarda más de lo necesario en hacer la pieza, por lo que se toca esta en exceso la consecuencia resultante es que calentamos en exceso la pieza haciéndole perder humedad, y bajando su plasticidad, empezarás a notarlo porque se empieza a agrietar por los bordes.
La solución es mojarte las manos de vez en cuando para bajar la temperatura de las manos, y secarlas para continuar trabajando
Otro problema muy común es que los bordes de la pieza se suelen abrir demasiado
Este problema se soluciona cortando de las paredes de la pieza unas cuñas en forma de V, a intervalos regulares o bien de una sola parte de la pieza, dependiendo lo que se haya abierto de más. Y procedemos igual que cuando queremos unir dos partes, rayamos ponemos barbotina y unimos presionando.
Si por el interior se nos ha quedado escalón y no podemos solucionarlo con los dedos también podemos arreglarlo añadiendo un pequeño rollo y alisando.
Es muy interesante y recomendable hacer este ejercicio para adiestrar las manos, y empezar a interactuar con el material sin ningún instrumento más, barro, y nuestras manos es suficiente.
Elaboración mediante urdido o rollos
Realizamos una pieza con la forma y la decoración de los dolios y grandes tinajas utilizadas para conservar aceite y cereales. Se guardaban en las cabañas de adobe y piedra, semienterradas por lo que gran parte de la decoración se sitúa en la zona superior.
El material usado es arcilla y al ser una pieza bastante grande y recta, haremos el crecimiento mediante rollos de arcilla bastantes gruesos hasta alcanzar la altura deseada, que en este caso, rondará unos 45 cm.
Partimos del modelado de la base con una bola de tamaño medio que fijamos a la rueda de mano. Después, apretamos el centro de la bola hasta hacer una pequeña vasija de base plana y un centímetro de grosor.
A partir de este momento, vamos modelando los rollos de arcilla y uniéndolos a la pieza. Entre cada rollo, rascamos ligeramente la zona donde vamos a trabajar y aplicamos barbotina, que no es otra cosa que arcilla muy diluida y pegajosa.
una vez juntas las dos partes, cosemos la unión de ambas. Para ello0 unimos con un palo de modelar los dos bordes de los rollos y fusionamos ambas partes. Este proceso se realiza tanto en el exterior de la pieza como en su interior.
Vamos a hacer la pieza por tandas de unos 18 centímetros de altura para que la arcilla ya modelada aguante el peso.
Podemos anticipar la forma final de la pieza aprovechando que la colocación de los rollos de arcilla abre el diámetro de la vasija, aunque es muy importante controlar que no se desboque y perdamos en control de forma y tamaño.
Al realizar la elaboración de la pieza mediante segmentos de unos 18 centímetros cada uno, la primera preocupación que tenemos en cuenta es unificar el estado de humedad del último rollo puesto con el primero de la siguiente tanda.
Aunque este cuidado debemos tenerlo en cuenta en todo el proceso de modelado de la vasija, es en la unión entre lo creado anteriormente y lo nuevo por poner donde existe mayor riesgo de rotura al cocer la pieza.
Para hacer la boca de la tinaja usamos un rollo de arcilla más grueso al que daremos la forma deseada. Una vez terminada la pieza y cuando está en dureza de cuero, dibujamos con un punzón las líneas por donde van a ir las bandas decorativas y enasamos (pegar las asas).
ESPATULADO
Todo el exterior (y si queremos también dentro de la vasija), podemos igualarlo mediante el espatulado de la pieza. Para ello usamos una "tiradera" de madera, hueso o metal que permita arrastrar las desigualdades de la arcilla y dejar las paredes más uniformes.
Esta técnica se puede realizar hasta lograr un acabado casi perfecto en el que no se distinguirán la uniones de los rollos de arcilla ni las marcas de los dedos al trabajarla.
BRUÑIDO
Tras el espatulado, podemos bruñir la pieza. La diferencia entre ambas técnicas cerámicas consiste, principalmente en que el bruñido se realiza para hacer impermeable la vasija y que, una vez cocida, pueda contener líquidos.
En el Curso de Cerámica Prehistórica, para bruñir usamos piedras de las que se localizan en los cauces del río, minerales muy pulidos como el cuarzo, herramientas de madera o hueso y si nos permitimos alguna licencia fuera de época, placas de cristal.
DECORACIÓN INCISA, EXCISA Y BOQUIQUE
Decoración incisa
Las cerámica prehistóricas eran generalmente lisas, sin decoración, aunque ocasionalmente algunas piezas se fueron convirtiendo en singulares con la aparición de la decoración. Hablamos de decoración incisa en el caso de que se haya aplicado un instrumento apuntado de manera corrida sobre la pasta. Los motivos decorativos que se realizan mediante este tipo de decoración suelen ser complejas composiciones en las que a veces aparecen también motivos impresos por lo que podemos hablar en este caso, 'de decoración inciso-impresa.
Decoración impresa: definimos impresión como "la huella resultante de la presión de un objeto o herramienta sobre la superficie de la cerámica". Durante la Edad del Bronce, para el caso del material estudiado en esta fase del Curso de Cerámica Prehistórica, este tipo de decoración es el más utilizado.
Digitaciones: una digitación es la huella que deja la yema del dedo al presionar éste sobre la arcilla aún sin cocer. Estas digitaciones suelen aparecer generalmente en el labio del vaso o sobre cordones en la pared del mismo más o menos cerca del cuello.
Ungulaciones: definimos ungulación como la huella que deja la uña al presionarla sobre la arcilla aún fresca. Generalmente esta huella tiene forma de "media luna" aunque todo depende de la forma en la que se ha colocado el dedo al presionar, tanto que en algunos casos se marca la uña y también la yema del dedo completa. Al igual que en el caso de las digitaciones, las ungulaciones pueden aparecer directamente sobre la pared o sobre un cordón siendo más frecuentes que las digitaciones.
En algunas ocasiones estas impresiones se realizan con un instrumento, dejando una huella muy semejante a una ungulación.
Cordones: ya explicamos para el caso de las digitaciones y las ungulaciones, como éstas algunas veces aparecen sobre estos cordones.
También los encontramos lisos. Ya sean lisos o decorados, distinguirnos entre cordones realzados o aplicados. En el primer caso se trata de cordones que se han realizado pellizcando la pasta fresca de la pared del vaso obteniendo, como su nombre indica, un realce al que se le da forma de cordón. En el segundo caso el cordón se ha confeccionado previamente y se aplica sobre la pared del vaso.
Excisa: al contrario que en la incisión, en este caso la decoración queda en relieve debido a la eliminación de pasta en la zona que rodea al motivo decorativo.
Boquique: este tipo de decoración se consigue con un instrumento, generalmente un punzón, que se desliza por la superficie exterior describiendo pequeñas líneas combinadas con puntos. Con frecuencia forman guirnaldas.
COCCIÓN REDUCTORA (CARBONACIÓN)
TALLER DE CERÁMICA DEL REGISTRO ARQUEOLÓGICO DE RAUDA VACCEA
SEGUNDA FASE DEL CURSO: CERÁMICA VACCEA
- Técnica a torno y rueda lenta
- Acabado; Decorado con manganeso, óxido de hierro y arcillas decantadas
- Modelo de referencia: Cerámica Vaccea, Celtíbera, Romana de Tradición indígena y cerámica romana
El registro arqueológico vacceo ha llegado hasta nosotr@s desde sus dos vertientes: los poblados y las necrópolis.
Rauda se situaba en el extremo sureste del territorio vacceo, en la orilla derecha del Duero, en un tramo donde el río describe una amplia vuelta hacia el norte, hacia donde ha ido derivando dejando una amplia vega en el sur. Por el norte, la erosión ha desmantelado los páramos en una gran extensión, de forma que su cumbrera ha retrocedido varios kilómetros, casi hasta el Esgueva, y desde allí el terreno cae suavemente desde una altura de 945 metros sobre el nivel del mar hasta el Duero, que discurre en este tramo a una cota de 770 metros.
Fue en este lugar donde se levantó, durante la Primera Edad del Hierro, la aldea originaria de la población que en época histórica se llamó Rauda. En el año 1976 se detectaron por primera vez los niveles de esta etapa, y desde entonces se han reconocido repetidamente en un sector del yacimiento. Este primitivo poblado lo fundaron gentes de la cultura del Soto de Medinilla, probablemente durante su etapa de plenitud. El hallazgo de algunas cabañas circulares de postes y ramaje, sin adobes, no es ya hoy un argumento suficiente para postular un inicio anterior, en la etapa formativa del grupo, porque se trata de un rasgo que perduró en la fase de madurez de esta cultura.
La aldea del Soto finalizó con una importante reestructuración espacial del caserío y cambios en la cultura material, probablemente hacia el 400 a.C., porque todavía no estaban presentes las producciones cerámicas torneadas “celtibéricas” que comenzarían a fabricarse algunos decenios más tarde. Entonces se amortizó y rellenó el foso y se amplió el área urbana. Los rellenos del foso en la calle de la Escuela resultan muy expresivos de los cambios que entonces se operaron. Las cerámicas autóctonas seguían elaborándose sin ayuda del torno, pero se aprecian cambios en el repertorio que están por analizar. Están presentes, entre otros, los cuencos con decoración a peine, que ya antes aparecían muy esporádicamente, pero que ahora son mucho más numerosos, de los tipos evolucionados, con impresiones, así como vasos de importación ibéricos torneados, que también con anterioridad se encontraban ocasionalmente en contextos del primer Hierro al sur del Duero y que ahora llegan al norte del río.
Estos cambios revelan una apertura comercial vinculada al crecimiento económico y demográfico (seguramente por la incorporación de importantes mejoras técnicas, como la generalización de los instrumentos de hierro, sobre todo la reja de arado), y se pueden poner en relación con la desaparición de muchas de las aldeas del Soto, cuyos habitantes se concentraron en algunas de ellas dando origen a los grandes oppida meseteños, que los textos romanos de época de la conquista permiten interpretar como centros de ciudades-estado.
En muchos de ellos, la fotografía aérea revela que estas aglomeraciones se organizaron de manera planificada, conforme a un proyecto urbanístico. En el caso de Rauda, probablemente incorporaría, al menos, la población de los núcleos cercanos de San Martín de Rubiales y Hoyales de Roa; pero no conocemos la trama urbana antigua, oculta bajo el caserío moderno. Este proceso, que he explicado en otros lugares y que fue general entre vacceos y turmogos, se diferencia sensiblemente del que se produjo otras áreas de la meseta, en las que la colonización de tierras agrícolas y el aumento de la población dio lugar al surgimiento de numerosas aldeas nuevas dependientes de las nacientes ciudades. La mayoría de las ciudades de la cuenca sedimentaria carecieron de estos poblados satélites. Y tal fue el caso de Rauda, que se encontraba a una distancia de 22 kilómetros en línea recta del yacimiento vacceo más próximo, Pintia, que igualmente fue una ciudad-estado uninuclear. En una fase más avanzada del proceso, en la segunda mitad del siglo IV a.C., se incorporarían otras novedades técnicas, como el torno de alfarero, cuando la amplitud de los mercados ciudadanos permitió y un sistema de producción de mayor escala.
En el año 2000 se excavó una vivienda de 15x5 metros, con vestíbulo, habitación principal y tres cuartos traseros, uno de ellos con sótano. En el resto del yacimiento, no se han excavado casas completas, pero sí se han constatado repetidamente las estructuras rectilíneas en adobe, sin piedra, las vigas de cubierta o de refuerzo de los muros, los suelos de arcilla endurecida, a veces sobre una base drenante de cantos o de fragmentos cerámicos, los hogares, los restos de carrizo de la techumbre, los pequeños basureros interiores que se hacían excavando un simple agujero en el suelo, y, a veces, los pequeños sótanos de 2x2x2 metros, similares a los de Numancia.
Nada especial cabe decir sobre la cultura material, que se acomoda en todo a la conocida en otros yacimientos vacceos. Sistemáticamente aparecen las conocidas producciones vasculares elaboradas a torno y pintadas, desde las copas y escudillas hasta las grandes vasijas de almacenamiento, junto a las especies de cocina, los vasos trípodes, las llamativas cajitas con decoración excisa, etc.
La época de esplendor de la ciudad vaccea terminó abruptamente en un gran incendio que se documenta en todo el espacio urbano, como en todas las ciudades vacceas de las que tenemos datos arqueológicos. No es un simple tópico adscribir estas destrucciones generalizadas a las guerras que enfrentaron a Pompeyo, representante de la Roma oficial, con el rebelde Sertorio que concertó las fuerzas de muchas poblaciones indígenas, incluyendo las de la Meseta. Las crónicas de la guerra hagan referencia a las destrucciones llevadas a cabo por los ejércitos pompeyanos, y la arqueología se muestra en ese caso sumamente explícita. A este momento deben de pertenecer la mayoría de los tesoros de monedas y joyas aparecidos en las ciudades de la meseta, y entre ellos los encontrados en Roa, el ya citado de 1947 y otro aparecido hacia 1980, perdido en el mercado ilegal, del que, aparte de su procedencia raudense, sin más precisiones, apenas se tiene constancia de que estaba compuesto por un lote de denarios indígenas guardados dentro de un recipiente de bronce. Seguramente fue entonces cuando el territorio de las ciudades vacceas fue incorporado al imperio. La mitad de ellas no se reconstruyeron, y las demás tuvieron que superar una dura crisis. Una de éstas fue Rauda, que no llegaría ya a recuperar su antigua pujanza.
LA CERÁMICA
La cerámica ha sufrido un proceso evolutivo muy importante a lo largo de la historia. Desde su aparición en el Neolítico ha pasado por importante cambios en el estilo y la tecnología de fabricación hasta la actualidad.
Esta evolución permitió transformaciones en la producción cerámica conforme a las necesidades de los seres humanos que las fabricaron.
La introducción del torno no supuso la desaparición de la cerámica a mano, aunque su uso se redujo principalmente a cerámica de cocina.
Las historias de la vida de una pieza cerámica están normalmente divididas en una serie de actividades intensamente conectadas llamadas procesos que, en nuestro caso, incluyen la recogida de la arcilla y otras materias primas, la preparación de las pastas, modelado, espatulado y decoración de su superficie, secado y cocción, transporte, uso, almacenaje, mantenimiento, reutilización y descarte.
Todo ello se intenta reproducir en el Curso de Cerámica Histórica del Aula Arqueológica de Roa de Duero cuyo trabajo casi siempre comienza rodeado de textos, tesis y dibujos.
Aunque durante el curso, los materiales están preparados para el alumnado, en la realidad, el trabajo del alfarero comienza con la prospección y transporte de la arcilla, desde donde se encuentra hasta el taller o alfar.
La forma más frecuente es la obtención de las arcillas próximas a los lechos de los ríos, aunque lo más normal es buscarlas en vetas, bien a cielo abierto, o excavadas. Una vez localizado el yacimiento, se realizan diversos sondeos con el objetivo de buscar las arcillas de mayor calidad. Una vez localizada la materia prima ideal, el primer paso consiste en eliminar la capa más superficial o “cascajo”, limpiar y allanar una superficie de terreno dejando la arcilla al aire libre para que se oree durante varios días.
Las arcillas se almacenan según diferentes calidades y color, e incluso para diferentes producciones. Una vez extraída la materia prima se transporta a la zona de trabajo o alfar que se encuentran próximos a las zonas de explotación de las arcillas o de combustibles necesarios para la cocción de las piezas.
Preparar las pastas
La fabricación de cerámicas se realiza sobre todo durante la estación seca, ya que en la época de lluvias, aunque se puede fabricar recipientes, las condiciones climatológicas dificultan los procesos de secado y cocción. Hoy en día, este problema queda completamente resuelto debido a las condiciones de habitat en el que nos encontramos, pero no hace tantos años que l@s alfarer@s, debían dejar de trabajar durante meses por las condiciones atmosféricas reinantes.
Una vez que se ha transportado la arcilla al alfar, lo primero es la preparación de la arcilla pues ésta no se trabaja directamente desde su extracción, sino que se somete a una cuidadosa preparación para que adquiera más plasticidad: tras su extracción, se procede a su fracturación en pequeños trozos y se deja a secar. La arcilla puede contener elementos que contaminen la pasta y dificulten su amasado, pues reduce la plasticidad de la arcilla. En segundo lugar, la materia prima se deposita en un recipiente con agua para que la absorba. Después, se mezcla bien la arcilla y la barbotina se para por un tamiz a otro recipiente, dónde se deja reposar nuevamente. Después de un tiempo la arcilla se deposita en el fondo y podrá eliminarse el agua.
Una vez limpia la arcilla cuando adquiere la consistencia adecuada, se corta en bloques para su mejor manejo y se conserva en un lugar húmedo. En último lugar, el amasado permite que la arcilla adquiera buena homogeneidad y elimine el aire. La mezcla de agua con la arcilla en proporción adecuada facilita su plasticidad, modelado y cocción.
Es en este punto donde comienza realmente el Curso de Cerámica Histórica, pues, como ya hemos adelantado, l@s alumn@s del mismo se encuentran los materiales preparados para su uso.
Técnicas de elaboración de piezas.
Fase de torneado de piezas
Fase de tratamiento de superficies y técnicas decorativas.
Una vez finalizada la pieza, necesita una serie de técnicas de acabado que mejorarán las características del recipiente, no solo desde un punto de vista estético, sino también funcional.
Para ello la arcilla tiene que estar en «dureza del cuero», entendiéndose por aquel estado en el que puede manipularse la pieza sin que esta se deforme, pero en el que puede trabajarse con instrumentos de varios tipos, debido a la humedad que todavía contiene.
El acabado por excelencia es el bruñido. Practicado sobre la pieza cerámica directamente con los dedos o empleando algún instrumento como un trozo de cuero u otras herramientas como maderas, piedras o huesos. El bruñido se realiza por medio de una frotación directamente sobre la pasta cerámica.
El bruñido de las piezas tiene dos funciones esenciales: la impermeabilización de la vasija y la decoración sin marcas de la misma. En el primer caso, es la capacidad de cerrar el poro de la vasija y hacerla lo más impermeable posible lo que hace esencial esta técnica.
Como decíamos el bruñido es un tratamiento que se puede dar a las piezas de cerámica para pulir su superficie y conseguir cerrar el poro de la arcilla y que se vuelva impermeable, completamente lisa y muy suave. Esto se consigue presionando y frotando la superficie con un objeto liso y duro que puede ser de madera, piedra, piedra u otro material liso disponible.
RECUERDA: Es importante que se realice cuando la arcilla se encuentra en lo que se conoce como estado de dureza de cuero, que es el momento en el que se encuentra parcialmente endurecida, pero aún conserva un grado de humedad. Si está demasiado blanda, la pieza podría deformarse por la presión ejercida durante el proceso de bruñido. Por el contrario, si está seca del todo, la superficie puede quebrarse.
Las técnicas decorativas, son de muchos y variados tipos y dependen de la técnica de ejecución. Una de las decoraciones que haremos en las piezas son dibujos geométricos con pincel con un engobe negro creado con óxido de manganeso. Pala las piezas con decoración roja utilizaremos óxido de hierro.
Secado y cocción de las piezas
Una vez finalizada la decoración de las piezas se ponen a secar. Si el factor atmosférico lo permite, se puede secar directamente al sol, girando la pieza para que reciba el calor de forma uniforme. En los lugares donde la humedad o cualquier otro factor lo impida, se pueden colocar en un lugar a cubierto, con la boca hacía abajo o incluso cerca del hogar.
Las piezas secas son frágiles y casi no tienen utilidad. Para reforzar fuerza y convertir el barro en cerámica debemos aplicarle una fuente de calor intenso. Durante la etapa que estudiamos se están construyendo los primeros hornos de dos cámaras, muchos de los cuales aparecen en los yacimientos arqueológicos, incluido el de Ravda.
En la cocción de las cerámicas, los combustibles son muy necesarios para una correcta cocción, pues pueden repercutir en el resultado final del recipiente. Según los estudios dedicados a ello, en la Península Ibérica se ha empleado como combustible, aparte de la vegetación de ribera, la madera de olivo y de vid, así como especies silvestres propias de bosque mediterráneo: acebuche, arbustos, etc.
El día de la cocción, a primera hora de la mañana, realizamos un fuego previo con la intención de obtener una buena cantidad de ascuas con las que realizar la parte mas importante de la cocción: EL SECADO PREVIO.
FUENTE DOCUMENTAL
- https://proyectoacantaros2017.blogspot.com/2016/12/rauda-los-vecinos-vacceos-visita-al.html
- Cerámicas romanas de época altoimperial en Hispania. Carmen Fernández ochoa, Ángel Morillo y Mar Zarzalejos.
- RAUDA VACCEA, por José David Sacristán de Lama
- CELTIBEROS Y ROMANOS EN LA ZONA DE INFLUENCIA DE CLUNIA, EN EL ENTORNO DE QUEMADA (BURGOS), por José Manuel Martínez
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