El cacharro (cerámica de Llorens Artigas)
Mis dedos son mi oficio de límites sensuales,
caricias corporales que apuran su instintiva
palpitación de forma, desenlace viviente
que expresa la aventura del fuego y de la tierra.
Las yemas de mis dedos presienten el peligro
sutil de la materia que se convierte en trémulo
color donde la sangre victoriosa es la dicha
del hombre que domina su emoción más profunda.
Ni el fallo más pequeño sorprende mi entusiasmo
porque la imperfección es la ley de existencia
de mis criaturas únicas, herméticas al tino
que ahonda hacia el misterio su alada superficie.
Mi humildad al acecho me hace tan egoista,
pero asomado al éxtasis de este nivel celeste
que revela en su esmalte sus visiones secretas,
quiero que mis cerámicas sigan siendo cacharros.
Hay cacharros que cuentan y cacharros que cantan.
Los que cuentan se alejan de su origen y añaden
peripecias inútiles. los que cantan desnudos
permanecen cantando confidentes y alerta.
Superior a tí mismo y entrañado en su activa
propensión de poema, tu cacharro nos mide
con presencia exaltada, jugosa como un fruto,
y elemental nos ciñe con plenitud de isla.
LUIS FELIPE VIVANCO
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