PELLIZCO: ¿UNA TÉCNICA PRIMITIVA?
Bernard Leach describió la técnica de pellizcos como "el modo más instintivo y primitivo de hacer una vasija". Se emplea en todo el mundo para fabricar cuencos pequeños o para comenzar la elaboración de los grandes, y a menudo es la primera técnica quie se enseña en las escuelas de cerámica. Aunque consiste simplemente en modelar una forma de globo pellizcando y estirando la arcilla cruda, con este sencillo método pueden construirse vasijas de gran refinamiento, como los chawan japoneses utilizados para la ceremonia del té.
Los cuencos hechos a pellizcos se empiezan con un trozo de arcilla que pueda hacerse rodar fácilmente entre las manos para convertirlo en una esfera. Después la bola se deja en la palma de una de las manos colocada de forma ahuecada, mientras con el pulgar de la otra mano, se presiona hasta llegar aproximadamente a un centímetro del fondo. A partir del fondo y procurando que la presión se aplique por igual, la arcilla se pellizca entonces entre el pulgar y el resto de los dedos mientras se gira con suavidad, trabajando gradualmente hacía la boca de la pieza. Conforme el cuenco se trabaja, va ganando en altura y la manipulación con las manos hace que la arcilla se seque, de modo que tenemos que intentar hacer el trabajo lo más rápido posible y sin calentar el barro.
La pieza se puede colocar, siempre boca abajo, en alguna superficie húmeda donde se refresque la arcilla y permita recuperar parte de su plasticidad.
Siguiendo un proceso natural, el cuenco tendría que hacerse cada vez más ancho. Para que el borde vaya hacia adentro, puede plegarse (fruncirse) y apretarse utilizando una mano como tope y haciendo fuerza con los dedos de la otra en sentido contrario.
Las grandes piezas comienzan frecuentemente con un cuenco hecho a pellizcos y se agrandan añadiendo rollos al borde.
Las fotografías corresponde al Curso de Cerámica Histórica de Luis Larriba en Guadalajara.
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