ESTE FIN DE SEMANA: COCCIÓN DE PIEZAS EN SERRÍN

La arcilla debe ser sometida como mínimo a una temperatura de 500 - 600 ºC para convertirse en una pieza de cerámica. El avance de la alfarería desde tiempos prehistóricos ha ido acompañado del control del fuego y de la temperatura hasta conseguir cocciones suficientes para el gres 1280º o la porcelana 1350º.

Algunas veces me preguntan si las piezas hechas en casa pueden cocerse en el horno doméstico junto a la comida y aunque la respuesta es claramente negativa, podemos hacer trucos para, puntual y localmente, aumentar la temperatura donde cocer las piezas.

Sin embargo, en la práctica, cuando vives en el campo, es más fácil hacer un pequeño horno sencillo y eficaz. Para ello necesitaremos:

  • Un combustible seco y de combustión lenta como el serrín, aunque pueden utilizarse corteza de árbol, turba, hojas o pinosa.
  • Elementos para contener el combustible y las piezas a cocer: ladrillos, baldosas de pavimento, un bidón de metal o un cubo.
  • Un medio de regular la ventilación como viejas cañerías o tubos de metal.
Parecerá extraño que el suave rescoldo de un montón de serrín pueda producir más calor que un horno doméstico, pero si deseas despejar las dudas mete en agua una pieza cocida en serrín mediante el proceso que vamos a realizar este fin de semana y una cocida en el horno de casa. La que no haya alcanzado al menos esos 500 - 600º C de los que hablamos al principio absorberá el agua y se desmoronará. O te puede fiar de nosotr@s y ahorrarte la pérdida de una pieza.

El horno sencillo puede ser tan grande o tan pequeño como se desee, con tal de que cada pieza a cocer tenga un espacio de seis o siete centímetros de serrín alrededor de ella. Es necesario formar un espacio cerrado que conserve el calor y evite que el aire avive fuertemente el fuego. También debemos poner especial cuidado en regular los orificios de ventilación para que el fuego siga  ardiendo lentamente aunque la dirección del aire varíe.

Vamos a cocer una vasija elaborada en Tierra de Buño que hemos dejado secar totalmente al aire durante bastantes días. y nos aprovisionamos de una de las latas de pintura de metal vacías que usamos a menudo como gacetas para la cocción que servirá para contener el fuego y dos tejas para cubrir parcialmente la parte superior. para evitar que el fuego se apague antes de llegar al final de la lata, vamos a practicar dos orificios (uno a cada lado de la lata) cada diez centímetros desde el borde hasta abajo.

Depositamos en el interior de la lata una capa de serrín fino de unos diez centímetros de espesor y enterramos en ella la vasija. Echamos más serrín por encima y enterraremos, parcialmente un montón de papel de periódico retorcido. Utilizamos una buen montón de brasas de la barbacoa que colocamos encima del serrín y cerramos la tapa a la que hemos hecho un agujero a modo de chimenea. De hecho, colocamos un pequeño tubo encima de este agujero a modo de tiro para facilitar la ventilación de la llama. Al poco tiempo el humo nos indica que el serrín está ardiendo.

Antes de hablar del resultado vamos a explicar una variante de este tipo de cocción sustituyendo el cubo por un montón de ladrillos corrientes de los que se usan en construcción.


Vamos a utilizar unos veinte ladrillos y vamos a hacer con ellos un pequeño recinto de dos ladrillos por cada lado y otros dos de altura. Igualmente que antes, depositamos una capa de serrín fino de unos diez centímetros de serrín, enterramos las piezas y las cubrimos con más serrín. colocamos cuatro ladrillos  oblicuamente sobre los ángulos del cuadrado para estrechar más el espacio. Llenamos el espacio de serrín y semienterramos el periódico retorcido. Vamos a cubrir todo ello con la tapadera metálica de un cubo de basura y encendemos.

Los resultados que esperamos corresponderán a una vasija endurecida, que presentará un color negro en algunas zonas alternadas con espacio de color rojizo y que responderá al golpe suave de un palo con un sonido cristalino.

La arcilla se habrá convertido en cerámica. No es una cocción muy eficaz, pues se pierde mucho del calor producido; ni la pieza ha alcanzado la temperatura máxima posible, pero no hay duda de que hemos creado una cocción de la arcilla de forma parecida a los primeros tiempos de la humanidad.

Como nos va a gustar este tipo de trabajos con el barro, la semana que viene mejoraremos el horno para obtener un aumento de temperatura y una cocción más eficaz.

BIBLIOGRAFÍA

  • CERÁMICA CREATIVA de David Harvey

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