SEKOBIRIKES

Desde la segunda mitad del siglo IV a.C. se produce un rápido proceso de renovación cultural que afecta a amplias zonas del interior peninsular y que conocemos con el nombre de “celtiberización”. Sobre las poblaciones celtizadas de la meseta interior se llevó a cabo un proceso de aculturación desde el más desarrollado mundo ibérico.


Las principales características que definen a este fenómeno son la fabricación de cerámica a torno con decoración geométrica pintada, el uso generalizado de instrumental de hierro, la sustitución de los molinos barquiformes o de vaivén por los circulares, la circulación de moneda y el desarrollo de la orfebrería.

La celtiberización no afectó por igual a todo el territorio de la provincia de Burgos. En las áreas sedimentarias se extendió con intensidad y rapidez. Sin embargo, encontró resistencia en las áreas serranas, que, en general, permanecieron ancladas en sus antiguas formas de vida.

Así, en la zona de Las Loras y en el resto del sector serrano septentrional de la provincia se mantuvo una cultura tradicionalista que se refleja, por ejemplo, en la persistencia de la alfarería manual. Sin embargo, en el otro sector serrano burgalés, en las estribaciones del Sistema Ibérico, el fenómeno celtibérico se dejó sentir con cierta fuerza. Un buen ejemplo de ello lo tenemos en el castro de Hontoria del Pinar, donde aparece una cultura material plenamente celtiberizada con presencia generalizada de cerámicas torneadas.


En las áreas sedimentarias provinciales, la celtiberización tuvo un éxito general y arrollador, desplazando con notable rapidez las viejas formas de cultura material. Los yacimientos mejor conocidos son los de Castrojeriz, Roa y Pinilla Trasmonte, siendo el material más representativo de todos ellos la cerámica a torno pintada con motivos geométricos, destacando las jarras con pintura de estilo numantino procedentes de la necrópolis de El Pradillo, en Pinilla Trasmonte, especialmente una que aparece decorada con prótomos de caballos y que podría fecharse entre los siglos II y I a.C.

A partir de mediados del siglo I a.C. se aprecia un importante cambio en las formas y en los temas decorativos de las cerámicas, pero sin perderse el característico e inconfundible estilo celtibérico de las mismas. Este cambio se produce en muy breve espacio de tiempo y su origen parece estar en la gran convulsión que las guerras sertorianas que azotaron Hispania entre los años 82 y 72 a.C. ocasionaron en los pueblos meseteños. Esta estética tardoceltibérica se mantuvo con cierta fuerza durante todo el siglo I d.C. sin diluirse en la romana.

ORFEBRERÍA CELTIBÉRICA
El desarrollo de la orfebrería es un fenómeno relativamente tardío en el mundo celtibérico. En el Museo de Burgos se muestran importantes piezas de orfebrería celtibérica procedentes de distintos yacimientos de la provincia. Los objetos más característicos son los collares rígidos o torques, destacando los conjuntos de Jaramillo Quemado y Monasterio de Rodilla.

El conjunto de Jaramillo Quemado está compuesto por dos torques de oro con decoración troquelada. Se trata de piezas con una cronología incierta, pero se piensa que son ligeramente anteriores a la orfebrería celtibérica propiamente dicha. En cuanto a los torques de Monasterio de Rodilla, constituyen un conjunto excepcional de orfebrería celtibérica. Elaborados con alambres de plata trenzados, son un buen ejemplo de cómo las influencias ibéricas, transformadas por el gusto local, dan lugar a modelos propios y característicos de la orfebrería celtibérica.

También es muy interesante el tahalí damasquinado en plata hallado en el yacimiento de Arce-Mirapérez, en Miranda de Ebro. Con una cronología que se sitúa entre los siglos III y II a.C., resultan patentes en él algunas influencias decorativas europeas.

En la provincia de Burgos se han encontrado varios documentos de hospitalidad celtibéricos. Los pactos de hospitalidad, muy utilizados por los pueblos celtibéricos, eran acuerdos a través de los cuales un grupo tribal era acogido por otro en condiciones de igualdad. Se trataba de pactos sagrados e inviolables. Al principio eran sólo verbales, pero posteriormente se solían sellar mediante téseras de hospitalidad, documentos generalmente en soporte de bronce y escritos en alfabeto ibérico. En el Museo de Burgos se puede contemplar una interesante tésera de hospitalidad celtibérica procedente de Belorado. Tiene forma de pez y contiene una inscripción en escritura ibérica y lengua celtibérica que se ha transcrito así: SEKEIOS SAILETIKOS METAAMA.


Por último, hay que señalar que, en el yacimiento de Roa y, sobre todo, en el de Pinilla Trasmonte, ha aparecido un significativo número de monedas con la leyenda ibérica SEKOBIRIKES. Esta ceca acuñó denarios, ases y semises en el último tercio del siglo II a.C. y, aunque su emplazamiento es dudoso, actualmente se cree que estuvo situada en el castro de Pinilla Trasmonte.

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