CERÁMICAS TORNEADAS NEGRAS DE SUPERFICIE Y DECORACIÓN BRUÑIDA
Los artesanos vacceos desarrollaron una variada producción cerámica, tanto a mano ―recipientes lisos o con decoración inciso-impresa― como torneada ―pintada y tosca, gris antigua, gris cérea estampada y negra bruñida―, amén de la diversa gama de producciones singulares ―cajitas, sonajas, pies votivos, etc.―. Centraremos la atención sobre la denominada cerámica negra a torno con tratamiento bruñido, hasta no hace poco escasamente representada, en las necrópolis de Las Erijuelas de San Andrés de Cuéllar y en Las Ruedas de Padilla de Duero, junto a escasos y también fragmentarios hallazgos procedentes de Cauca.
En especial, vamos a presentar una pequeña copa elaborada a torno, de acabado negro bruñido, perteneciente al ajuar de un guerrero del siglo II antes de nuestra era.
Estos vasos, todos ellos hechos a torno, se fabricaron, al igual que muchos otros de color anaranjado y pastas finas y algunos toscos, con la técnica del torneado invertido, de ahí la aparición de fondos umbilicados en muchos de ellos. Se trata, en todos los casos, de piezas de gran calidad, elaboradas con pastas muy decantadas de coloración terrosa, que presentan paredes delgadas y homogéneas incluso en el borde.
Según la única referencia encontrada sobre su tamaño, la pieza mide 105 mm. de alto por 75 mm. de diámetro en su apertura mayor en el labio exvasado.
Tanto al exterior como al interior se ha aplicado un intenso bruñido que, en ocasiones, ha borrado las huellas del torno.
El proceso de cocción se muestra fuerte, reductor y bastante homogéneo, generando coloraciones oscuras y brillantes, casi metálicas, que van desde el pardo hasta el negro intenso.
Precisamente el tratamiento bruñido, aspecto más llamativo pero no el único que individualiza el tipo, cuenta con una larga trayectoria en el territorio meseteño, al menos desde el Bronce Final, con las cerámicas de la cultura de Cogotas, por lo que podría tratarse de una deuda proveniente de las producciones cerámicas hechas a mano, tal y como vienen a indicar algunos de los vasos decorados a peine de superficie brillante recuperados en sepulturas como la 27 y la 28 del cementerio de Las Ruedas, correspondientes a los primeros momentos de ocupación, esto es, siglos IV y III a.C.
Las copas y escudillas, por su parte, muestran su propia personalidad, con un bruñido de un negro intenso, rígidas proporciones y sin ningún tipo de decoración.
Como veíamos más arriba, hasta el día de hoy, tan sólo hemos podido documentar este tipo de producción cerámica en tres oppida, Pintia, Cauca y Colenda, todos ellos de etnia vaccea y localizados además en un área muy restringida al sur de la cuenca media del Duero. Ello, unido al hecho de que su
presencia no se haya constatado hasta la fecha en áreas vecinas, como la vettona, la cántabra, la autrigona y sobre todo la celtibérica, donde el número de excavaciones realizadas es muchísimo mayor y en consecuencia el nivel de conocimiento de la cultura material es más amplio, proporciona un contraste de cierto interés frente al homogéneo mundo de las llamadas genéricamente “cerámicas celtibéricas”, otorgándoles un valor añadido que, entendemos, pudiera tener carácter étnico.
BIBLIOGRAFÍA
- CERÁMICAS TORNEADAS NEGRAS DE SUPERFICIE Y DECORACIÓN BRUÑIDA. Breves apuntes para la definición de una nueva producción vaccea, de Carlos Sanz Mínguez. Fernando Romero Carnicero, Cristina Górriz Gañán y Roberto de Pablo Martínez
- COPA DE PINTIA. Centro de Estudios Vacceos
- Rituales de vino y banquete en la necrópolis de Las Ruedas de Pintia, de Cristina Górriz Gañán
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