COCCIÓN EN CACETAS: CARBONACIÓN

Caceta es un término que se usa para cualquier estructura en la cual encerramos una o varias piezas cerámicas durante la cocción.

Hay cacetas de muchos tipos: piezas grandes con tapa donde se cuecen piezas más pequeñas pueden actuar como si fueran una caceta; cajas de ladrillos refractario o de placas selladas con arcilla e incluso podemos elaborar nuestras cacetas para un uso cotidiano con el mismo barro con el que trabajamos habitualmente.


En su origen, este tipo de estructuras se usaban para evitar que las piezas se "contaminaran" de residuos no deseados del proceso de cocción, como cenizas, carbonilla u otros, sobretodo en hornos de leña o carbón. La llegada de hornos modernos con combustibles como el propano o la electricidad hizo innecesaria la utilización de cacetas.

A partir de cierto momento, se comenzó a utilizar de nuevo, pero con una finalidad totalmente opuesta a la de su origen. En lugar de preservar a las piezas de la atmósfera del horno, las utilizamos para crear atmósferas especiales en cuyo interior se colocan las piezas a cocer.

Tanto en nuestro taller como en la escuela utilizamos dos tipos de cacetas: una de cerámica creada a partir de un proyecto de pieza que nunca vio su terminación y otra metálica a partir de viejas latas de pintura. En ambos casos la caceta dispone de una tapa para la que utilizamos una placa o un plato que va sellada con un cordón de arcilla que evita la entrada de oxígeno.

En su interior, en primer lugar colocamos un "colchón" de unos 10 cm. de serrín. Sobre esta base comenzamos a colocar piezas de cerámica bizcochadas, presionando contra el serrín para obtener texturas e impresiones. Algunas piezas las colocamos boca arriba, otras al revés boca abajo y otras de lado, de forma que las marcas de fuego no sean homogéneas.

Restos de poda, hierba húmeda, pinosa u hojas caídas de los árboles e incluso, una vez, excrementos de oveja sirven para rellenar los espacios que dejan las piezas. Cuando se ha logrado una capa uniforme, se vuelve a comenzar el proceso hasta lograr completar el interior de la estructura.

Una vez que introducimos la caceta en el horno, en su interior habrá una atmósfera distinta a la del resto de horno, por lo que, si tenemos espacio, podemos terminar de cargar el mismo para una cocción diferente. Tendremos una sola cocción con uno o varios tipos de atmósfera, dependiendo del tamaño de las cacetas que hayamos dispuesto.

Una caceta totalmente sellada, sin entrada posible de oxígeno, mantendrá en su interior de una atmósfera reductora total, llamada carbonación. Si por el contrario se permite la entrada de pequeñas cantidades de oxígeno mediante la perforación de orificios en la caceta, la atmósfera será reductora sin llegar a provocar que la cerámica sea totalmente negra.

Cuando abramos el horno y las diferentes cacetas nos sorprenderemos de los resultados.


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