PREPARACIÓN DEL HORNO
Una vez que las piezas están secas, hay que pensar en pasarlas por la prueba del fuego. Al fin y al cabo, sólo deja de ser barro para ser cerámica cuando han sido horneadas.
En nuestro taller empleamos el Carbonato de Cobre, que es una sal formada tras la reacción química del cobre metálico al estar expuesto a la atmósfera húmeda, pues el cobre va adquiriendo una cubierta verde claro. La utilidad que tienen es que se quema a baja temperatura y permite poner en valor la decoración incisa, impresa y a peine de nuestras piezas.
Con un pincel y diluido en agua, hacemos entrar el carbonato de cobre en las líneas marcadas de decoración. Posteriormente, el resto sobrante se recoge y se puede volver a utilizar.
Cuando se ha reutilizado muchas veces este producto, es necesario su limpieza mediante la técnica de la decantación que permite expulsar las partículas de polvo y tierra dejando las más pesadas en el fondo.
Para el resto de la decoración utilizamos porcelana, esmaltes, óxidos cerámicos colorantes y espacios sin decorar para que haya contraste entre unas zonas y otras.
Algunos de los esmaltes los hacemos de recetas propias o de amig@s, otros son comerciales y el resto son materias primas que puedes conseguir en cualquier tienda para ceramistas.
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