LOS ESPEJOS


Yo que sentí el horror de los espejos 
no sólo ante el cristal impenetrable 
donde acaba y empieza, inhabitable, 
un imposible espacio de reflejos.


Hoy, al cabo de tantos y perplejos 
años de errar bajo la varia luna, 
me pregunto qué azar de la fortuna 
hizo que yo temiera los espejos



Que haya sueños es raro, que haya espejos, 
que el usual y gastado repertorio 
de cada día incluya el ilusorio 
orbe profundo que urden los reflejos. 




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